La Agrupación Cine-Fotográfica Jerezana de San Dionisio nació a finales de los sesenta en torno a la figura de Servando Estrade, gran amante del cine y de la fotografía, quien organizaba espontáneas tertulias con sus amigos Manuel Pina, propietario del surtidor de la Plaza del Arenal, Eduardo Pereiras, Diego Romero, Juan Luis Corrales, Antonio Hidalgo, Manuel Rodríguez, Genaro Capote… Seguramente analizarían fotos, comentarían la aparición de nuevas cámaras y películas en el mercado o hablarían de preparados químicos y de fórmulas para la elaboración de reveladores y fijadores.

A veces se reunían en el bar Los Caracoles, si era por las mañanas, o en el bar Supremo, si era por las tardes.  En algún momento de aquellas charlas Servando Estrade, Don Servando, como le llama todo el mundo, debió de tener la seguridad de que contaba con el apoyo suficiente como para poner en marcha su antigua  idea de crear una Agrupación Cine-Fotográfica para aglutinar a los aficionados al cine Super-8 y la fotografía.

Don Servando era miembro de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias Artes y Letras y, como en la institución había también afición al cine y a la fotografía, propuso la creación de una asociación que tuviera sede en la Academia. Manuel Pina recuerda que fueron los hermanos Orozco, propietarios de una óptica en la Calle Santa María, quienes sugirieron a Don Servando que vinculara la nueva sociedad a la Academia. Por cierto, fueron los Orozco los diseñadores del anagrama de la Agrupación, que, a día de hoy, se sigue utilizando.

El Super-8 había nacido en 1965, y su  formato  resultó ser ideal para el mercado doméstico por los excelentes resultados que se obtenían, de modo que en 1969 estaba en pleno apogeo entre los aficionados.

Desde el siglo XIX la Compañía Voightlander estaba especializada en la fabricación de lentes para la ópera y, a partir de la aparición de la fotografía en 1839, abrió una nueva vía de investigación y elaboración de objetivos fotográficos para, posteriormente, ensamblar cámaras completas. En la década de los sesenta del siglo XX Voightlander presenta el primer zoom de 35 mm, la cámara Vitrona (primera compacta en llevar flash incorporado) y la encantadora Vitomatic II, una telemétrica de alta calidad que llegó a ser muy apreciada por los aficionados.

En 1969 se comercializó la Yashica Electro 35 GT en un cuerpo pintado de negro en lugar del clásico y habitual cromado satinado; probablemente los aficionados a la fotografía que se reunían en torno a la Plaza del Arenal conversarían sobre esta preciosa y novedosa cámara. Charlarían, quizás, de otras que aparecieron a lo largo de la década de los sesenta como la Voightlander Vitoret, la Paxette 35, la Contaflex Super BC, o la Rolleiflex 3.5, una elegante reflex de objetivos gemelos o TLR, Twin Lens Reflex, fabricada por la casa alemana Rollei… Seguramente hablarían también de los concursos convocados, en una época en la que el ser de las agrupaciones fotográficas eran los certámenes y cómo no, del Premio Negtor de Fotografía, el más codiciado por los aficionados españoles por aquellas fechas, que ganó en 1968 Antonio Peirotón Hernández, y en el que el mismísimo Gabriel Cualladó quedó décimo. También hablarían, como en todo el mundo, de la misión Apolo XI que iba a partir de Cabo Cañaveral el 16 de julio con el objetivo de que el hombre pisara la luna por primera vez.

Desde los primeros años de su creación la Agrupación ha contado con afiliados profesionales de la fotografía y con aficionados a ella o al cine, dándose el caso de algunos que han tenido estudios abiertos y se han dedicado profesionalmente al arte de Daguerre, mientras que otros muchos  se han dedicado a actividades profesionales diversas. Un antiguo y querido socio de la Agrupación define el espíritu de los hombres de aquellos primeros años como técnico, artístico o poético, y voluntarioso…  la conjunción de esos tres espíritus en una misma persona daría como resultado un gran fotógrafo. A lo largo del tiempo sólo el espíritu técnico ha variado: en los años de la fotografía analógica, este espíritu llevaría a realizar pruebas  científicas y estudios de Química y de Óptica y minuciosos procesos en el laboratorio,  mientras que en la era de la fotografía digital la Química ha sido sustituida por la Electrónica y por complejas aplicaciones informáticas. Del conocimiento experto de los materiales del cuarto oscuro, en los que se empleaban ampliadoras, cronómetros, fijadores, papeles baritados, luces rojas, espirales, selenio para los baños, cubetas… se ha pasado al experto conocimiento de pixeles, de formatos RAW, de estabilizadores de imágenes, de pantallas LCD, de intrincadas aplicaciones informáticas o de sensores full frame.

En 1998 la Agrupación Fotográfica Jerezana San Dionisio estrena sede en la Torre del Agua, en la jerezana barriada de La Plata.

La Junta Directiva presidida por Mariano Cano estaba constituida desde 1995, pero puede decirse que verdaderamente la nueva etapa comienza en 1998 con el traslado de sede a la Torre del Agua. El nuevo local aumentaba las posibilidades de programar actividades porque disponía de amplio salón de exposiciones y reuniones, de laboratorio bien dotado, de sala de Secretaría independiente y existía la posibilidad de montar un plató.

Las actividades se siguen manteniendo prácticamente desde entonces a día de hoy con el mismo espíritu veinte años después, desglosadas del siguiente modo:

 

  • Concurso Mensual Permanente Tertulia Imágenes. Se celebran entre seis y siete a lo largo del año con tres modalidades: color, blanco y negro, y diapositivas, aunque esta bella modalidad entró en declive con la llegada de la fotografía digital. Este certamen se considera un buen modo de instruirse para el socio por el compromiso que supone mensualmente elaborar y presentar fotografías
  • Trofeo Llamador, concurso de Semana Santa para elegir cartel de la Agrupación Fotográfica Jerezana San Dionisio
  • Curso anual de iniciación a la fotografía
  • Talleres formativos
  • Mesas redondas
  • Charlas-coloquios con fotógrafos
  • Proyecciones
  • Salidas fotográficas
  • Exposiciones en la Torre del Agua
  • Colaboraciones con instituciones, empresas, entidades, hermandades, asociaciones…..

 

Mariano Cano y su Junta Directiva convirtieron las exposiciones en uno de los ejes fundamentales de la labor de la asociación. Desde 1998 a día de hoy, veinticuatro años después, en la Torre del Agua se han debido celebrar casi doscientas muestras fotográficas, en las que han participado socios y no socios, fotógrafos noveles y experimentados, de Jerez y de fuera de nuestra ciudad. Esta sala de exposiciones ha permitido expresarse a muchísimas personas con visiones diferentes y técnicas diversas para sus creaciones, ha sido un escaparate para el autor y una fuente nutritiva para el espectador. Algunos fotógrafos han manifestado su agrado por mostrar su obra en la sala de la Torre, que consideran muy concurrida y coqueta, al tiempo que una ventana abierta para dar a conocer sus expresiones artísticas. La Agrupación se ha esforzado para que su sala de exposiciones se convirtiera en un lugar de referencia fotográfica en la ciudad, programando nueve exposiciones anuales durante dos décadas.

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